La expectativa crecía con cada escalón que ascendía hacia el
patio de la escuela. Lo primero que se hizo evidente fue la curiosidad de los
niños por nuestra presencia y su entusiasmo al cantar el himno de la institución.
El aula en la que trabajamos es un espacio lamentablemente común entre las
unidades educativas de nuestro país. La iluminación es apenas suficiente y la sensación
de vacío provocada por las paredes monótonas no refleja el hecho de que es un
espacio destinado para niños y adolescentes. Sin embargo, aquella sensación se
desvanecería con el paso del tiempo, el prestar atención a treinta y cuatro
personalidades en formación no deja espacio para juzgar el aspecto del salón.
Crear un relato completo de cada impresión generada a lo
largo de esas dos semanas llenaría páginas enteras, trataré de resumir las más
relevantes de acuerdo a mi percepción.
Sentí enojo por la forma en que la docente trató a los
estudiantes en más de una ocasión. Solía levantar la voz repentinamente y si
tenía un reclamo específico hacia uno de ellos no perdía oportunidad de ahondar
en el tema, hasta que en los ojos del niño se distinguía una mezcla de tristeza,
impotencia y vergüenza. Por otro lado, sentí también alegría al dirigir actividades,
excepto al dar la clase. Nunca he sentido una simpatía particular por los niños,
como en el caso de la mayor parte de mis compañeros, y mi objetivo no es ser
profesor de primaria; aun así me resultó agradable su entusiasmo al jugar,
cantar o simplemente conversar fuera del aula.
Observé errores muy graves en la redacción de los discentes.
Decidimos, junto con mi compañera, trabajar en ello como problemática de
nuestras prácticas. Sin duda una de las mejores soluciones para mejorar la
escritura es leer con frecuencia; mas ese fue únicamente un consejo para los
niños, durante las clases preferimos que aprendan haciendo, es decir que
escriban. Además observé varios errores, en cuanto al contenido, durante las
clases de la profesora. El que quedó más claro en mi memoria fue el que cometió
durante una explicación sobre el reino animal; al hablar sobre los reptiles
supo decir que “los reptiles son los que se arrastran, como las serpientes, las
culebras, las lombrices…”. Únicamente pude concluir que la docente no dominaba del
todo el tema y que tal vez se trataba de un error perdonable considerando que
la clase profundizaba únicamente en los mamíferos, y que los reptiles serían
estudiados por los niños correctamente el próximo año lectivo.
Pensé en cómo dar la clase, todo estaba planificado, pero creo que una clase nunca se desarrolla exactamente como estaba previsto. Traté de romper el modelo tradicional al que estaban acostumbrados los niños y asegurar a la vez su aprendizaje. Pensé también, aunque podrá parecer fuera de lugar, cómo instalar correctamente el proyector del aula, e hice lo que estuvo a mi alcance.
Pensé en cómo dar la clase, todo estaba planificado, pero creo que una clase nunca se desarrolla exactamente como estaba previsto. Traté de romper el modelo tradicional al que estaban acostumbrados los niños y asegurar a la vez su aprendizaje. Pensé también, aunque podrá parecer fuera de lugar, cómo instalar correctamente el proyector del aula, e hice lo que estuvo a mi alcance.
grandes meteduras de pata por parte de los practicantes y por la docente, creo que no fuiste el unico que sintio enojo cuando se daban esa clase de maltrato a los estudiantes. sinceramente pienso que trabajas muy bien con los chicos.
ResponderBorrarDentro de la institución educativa la mayoría de docentes realizaban las mismas acciones el levantar la voz a los estudiantes de manera que ellos con eso hacían silencio.
ResponderBorrarEn cuanto a la redacción fue un problema en general en todos las aulas y esto parte de que la lectura también no es su fuerte de manera que deberíamos comenzar cambiando eso para poder mejorar las bases de ellos.
Carlos, escribes muy bien y ordenas las ideas de manera clara y precisa. Hay en tu relato algunas ideas que me resultan particularmente interesantes, más allá de los problemas de disciplina, el maltrato a los estudiantes o la formación profesional de los docentes, que son lugares comunes en los escritos de tus compañeros.
ResponderBorrarEfectivamente, a escribir se aprende escribiendo y leyendo. Esa tarea tiene que estar presente siempre, no puede faltar. Tampoco en las aulas universitarias.
Me gusta que admitas sin sonrojo y sin complejos que no te entusiasman los niños y que tu objetivo no es ser maestro de escuela. Tenemos que hablar de eso. Tienes todos los ingredientes para ser un buen maestro.
Gracias por tu trabajo, es excelente.
Muchas gracias por su comentario Miguel.
BorrarLos exámenes no me han permitido revisar este blog, me quedan varias ideas por añadir. Me gustaría también hablar del tema que ha mencionado.
La actitud y las acciones que la docente tomó es muy común en esa institución, lamentablemente nosotros no podíamos hacer nada en el momento pero nos deja una gran lección para nuestro futuro.
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